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Que NO prohibir a nuestros hijos pequeños

cuando poner límites y cuando darles libertad a los hijos

¿Poner límites o darles más libertad? Estas son dudas que los padres modernos experimentan con frecuencia en cuanto al trato y educación de sus hij@s.

La forma de crianza hoy, le ha dado mucha libertad a los niñ@s, y eso está muy bien, pero el poner límites es necesario porque ell@s, a determinada edad desconocen el peligro y debemos alertarl@s.

Entre ese dejar hacer y el guiarl@s, está la intención de enseñarles a gestionar su libertad. Entonces, en ¿Qué casos intervenir y cuándo no es una cuestión crucial para los padres?, ¿Cómo deben moverse con atención y tener reacciones apropiadas ante determinadas conductas?

Por supuesto que todos queremos que nuestros hij@s estén a salvo de los peligros pero también tengan autoconfianza y libertad.

Especialistas en psicología que trabajan constantemente con niños, desde sus conocimientos y experiencia tienen mucho que decirnos con respecto al tema. Nos dicen que debemos tener claro que la prohibición o no son herramientas parentales para conducir a nuestros hij@s por un camino seguro para ell@s, y no deben utilizarse para facilitar la vida de los padres sino la de los niñ@s.

Es cierto que a veces nos molesta que nuestr@s hijos tengan un capricho y queremos corregir el gesto sin ver que en esa forma de comportarse, ell@s están buscando su independencia, algo que deberíamos acompañar y estimular. Por eso, la cuestión de los límites es delicada.

El psicólogo español infantojuvenil Haro Berrio nos indica cinco puntos esenciales a los que debemos prestar atención:

es aceptable que los niños digan no

1.- Los niños pueden decir NO. Sabemos que los niños atraviesan por un período llamado "del no". Eso no me gusta, eso no quiero, pero en esa etapa están afirmando su Yo, diferenciándose de los padres, intentan defenderse de alguna imposición.

¿Cuándo debemos permitir el no? Cada vez que exprese una negativa que no afecte su salud o seguridad, como por ejemplo, si no quiere la sopa o no quiere ponerse algo. Y ¿cuándo prohibir el no? Cuando no quiera dar la mano para cruzar una calle o cuando no se quiere poner el cinturón de seguridad del coche.

2.- Los niños deberían tener la libertad para expresar sus emociones. Ellos se enojan, se rebelan, tienen miedo, lloran por cosas que los adultos manejaríamos de otra manera.

Si papá o mamá están cansados o tienen sus propios problemas, posiblemente esas actitudes de los pequeñ@s interfieran en la tranquilidad del hogar. Pero si elegimos ser padres, debemos comprender que el llanto, el enojo y la rebeldía son los modos que tienen para expresar las emociones que, por suerte, sienten. Entonces debemos conducirlas con entendimiento y no reprimiéndolas.

no prohibir el deseo de autonomía

3.- El deseo de autonomía. Si ellos deciden atarse los cordones de los zapatos y no quedan como a mamá o papá les agrada, hay que valorar lo que ellos lograron por sus propios medios, pues están desarrollando su autonomía y autoestima.

Es común que optemos por servirles la leche o el jugo para que no ensucien la mesa, pero si la edad del niño lo permite hay que dejarlo que lo haga solo y valorar su iniciativa, para afirmar su autoestima.

4.- Permitámosles conocer el mundo. Nosotros como padres conocemos el medio en el que vivimos desde hace muchos años. Para l@s niñ@s, en cambio, el mundo está lleno de novedades, de cosas vistas por primera vez. Por ello es muy sano que investiguen, que sientan curiosidad, y hay que dejarl@s hacerlo para que adquieran la independencia y autoconfianza que están buscando.

Por supuesto si intentan meter sus dedos en el enchufe, no se lo vamos a permitir, pero si rompen algo sin querer porque buscaban ver cómo funcionaba no tiene porque ser un problema. Los padres deben colaborar y no inhibir su desarrollo cognitivo.

5.- Acompañémoslos en esa necesidad de encontrarse a sí mismos. En ese camino de diferenciación e identificación, l@s niñ@s van encontrando su Yo. Así como los adultos, son lo que son y no lo que nos gustaría que fueran.

Podemos conducir con sugerencias, pero siempre prestando atención a sus preferencias. De nada sirve forzar a estudiar piano a quien quiere jugar al fútbol, solo porque al adulto le gusta el piano. Quizás estos mismos niñ@s también estén deseando cambiar a sus padres. Es el respeto mutuo lo que está en juego. Si los respetamos les estamos enseñando a respetar.

libertad de explorar su entorno

El que nuestros hij@s desarrollen y refuercen su propia identidad es lo más importante a lo que los padres podemos aspirar, y estos cinco puntos son de gran ayuda para conseguirlo.

Fuentes:

Clarin.

Sapos y princesas.

4 conductas de una mamá tóxica.

Ritual de las cuatro A que fortalece apego seguro | Cómo lograr una buena relación con tu adolescente

Ser mejores padres hoy
Para papás


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