La palabra "consentir" puede entenderse como dar cariño o proteger, sin embargo cuando la ponemos en práctica le damos otro significado; lo relacionamos con sobreproteger, maleducar o malcriar a un niño. Un niño consentido o malcriado es aquel al que le resuelven todo, cuando ya es capaz de vestirse y comer, así como de tener hábitos de limpieza y cuidado de sus cosas. No respeta límites, mucho menos la autoridad; no sabe que existen horarios, ni lugares para comer; reglas y consecuencias claras cuando éstas no se cumplen y razones por las cuales las normas se deben cumplir. Dos ejemplos de consentir en exceso a nuestros hijos pueden ser: dándole cosas materiales sin que realmente las necesite o cuando los padres nos hacemos responsables de las acciones que le corresponden para estar tranquilo. Consecuencias de consentir demasiado a los hijosEn la mayoría de ocasiones consentimos al niño sin darnos cuenta de las consecuencias que esto tiene para él, a corto y largo plazo. 1.- No aprenden a manejar y tolerar la frustración Cuando le decimos que NO al niño, lo normal es que se frustre, y que haga patente ese disgusto enfadándose o llorando. Lo importante es que estas experiencias le ayudan a aprender a manejar estas emociones. A través de las rabietas los niños muestran su desagrado y tratan de lograr sus objetivos, por lo que si cedemos en ese momento y les damos lo que piden, les habremos enseñado varias cosas: la primera es conseguir lo que quieren a base de gritos y llantos, (que en un futuro pueden ser comportamientos más agresivos), y por otro lado les enseñamos que no somos firmes y que ellos son los que dominan las situaciones, por lo que cada vez que quieran algo recurrirán a la rabieta. 2.- No les enseñamos el valor de las cosas y de esforzarse por conseguirlas Si siempre les damos lo que piden, ¿dónde queda el valor del esfuerzo para conseguir las cosas? Directamente no existe, y en el futuro, cuando en su camino se encuentren que para conseguir las cosas hay que esforzarse serán tremendamente infelices, por un lado, por no poder tener lo que quieren y segundo porque no sabrán manejar esas emociones y podrán sentirse tristes e incluso deprimidos. Por lo tanto hay que enseñar el valor del esfuerzo desde que son pequeños. Si lo que quiere es que le compremos un juguete, tendrá que esforzarse en conseguirlo, (igual que papá y mamá se esfuerzan en trabajar para ganar dinero y poder comprar su juguete). 3.- Tenerlo todo y tenerlo ya les puede generar ansiedad Los niños que tienen todo cuando lo piden no aprenden a esperar. Y cuando el objeto de deseo se demora, viene el enfado y la rabieta. Ellos lo quieren todo y lo quieren ya, y si no lo tienen, se ponen nerviosos, lloran y patalean hasta que lo consiguen. Por otro lado, si les enseñamos a tener todo lo que quieren, cuando no puedan conseguir algo les generará malestar y ansiedad. 4.- Niños poco maduros a nivel afectivo Cuando nos mostramos firmes y aún así le enseñamos a nuestros hijos que los queremos no debe haber confusión, pero si el niño está acostumbrado a que piensen por él y lo defiendan, a la larga conduce a que sea un niño irresponsable y que no es conciente de las consecuencias de sus actos. ¿Cómo evitar consentir y mimar demasiado a nuestros hijos?
Fuentes: |
Plan familiar para el uso de la tecnología en casa | La importancia de no darle todo a los hijos