Cuando nos dicen que vamos a ser padres, más allá del vértigo que nos viene al pensar en la responsabilidad, hay dos premisas que aparecen en la mayoría de los casos, una es que lo vamos a hacer mejor de lo que lo hicieron nuestros padres y que no les faltará nada. Pero sin duda no es bueno dar a los hijos todo lo que piden, te explicamos por qué. Somos apenas la segunda o tercera generación de adultos que no han vivido las carencias de una posguerra, pero ese sentimiento de escasez está instalado en nuestro ADN y provoca que queramos darle todo a nuestros hijos para que no sientan esa carencia material. Sin embargo, esta situación puede irse de las manos cuando incluso hay niños que tienen más de lo que necesitan y lo tienen antes de siquiera pedirlo. ¿Qué nos lleva a consentir demasiado a los hijos?1. Vivir nuestra vida a través de ellos Esto es lo que pretendemos hacer cuando les damos lo que nosotros no tuvimos. En muchas ocasiones ni siquiera tomamos en cuenta sus gustos o necesidades y les ofrecemos cursos, clases, instrumentos, fiestas y hasta relaciones ideales para nosotros. Puede que tú soñaras con ir a clases de ballet y, como nunca pudiste, ahora va tu hija. Pero, ¿es lo que quiere él o ella? 2. Todo es para ese mismo momento Vivimos en una sociedad en la que podemos tener lo que queramos en la puerta de la casa en un abrir y cerrar de ojos. Tus hijos han crecido dentro de esta cultura de la inmediatez y, si bien es cierto que está en la naturaleza de los niños querer las cosas para "ya", hay que aceptar que como padres muchas veces lo fomentamos. 3. Sentimiento de culpa La falta de tiempo con los hijos es lo que muchas veces nos lleva a darles todo lo que nos piden. Algunos padres tienen la sensación de no pasar suficiente tiempo con los niños, de no estar haciéndolo bien, y para compensar estas situaciones, y en muchas ocasiones aliviar la culpa, cedemos ante lo que nos piden, no les decimos que no, y no les frustramos. También puede ser que cuando llegamos a casa después del trabajo, no nos apetece "pelearnos" con los hijos, y por evitar una rabieta, cedemos ante sus deseos. Ese sentimiento de culpa nos lleva a llenarlos de regalos y el ciclo vuelve a comenzar: hay que trabajar más para poder pagar todo eso. Consecuencias de consentir demasiado a los hijos1. No aprenden a manejar la tolerancia y la frustración. Cuando le decimos que no al niño, lo normal es que se frustre, y que haga patente ese disgusto enfadándose o llorando. Lo importante es que estas experiencias le ayudan a aprender a manejar estas emociones. A través de las rabietas los niños muestran su desagrado y tratan de lograr sus objetivos, por lo que si cedemos en ese momento y le damos lo que pide, le habremos enseñado varias cosas. La primera a conseguir lo que quiere a base de gritos y llantos, (que en un futuro pueden ser comportamientos más agresivos), y por otro lado les enseñamos que no somos firmes y que ellos son los que dominan las situaciones, por lo que cada vez que quieran algo recurrirán a la rabieta. 2. Niños materialistas. Si le das todo a tu hijo se convertirá en un niño no sólo malcriado sino que pensará que tiene el derecho de tener todo lo que pida sin esfuerzo, se volverá egoísta, déspota y seguramente una persona superficial. 3. No les enseñamos el valor de las cosas y de esforzarse por conseguirlas. Si siempre les damos lo que piden, ¿dónde queda el valor del esfuerzo para conseguir las cosas? Directamente no existe, y en el futuro, cuando en su camino se encuentren que para conseguir las cosas hay que esforzarse serán tremendamente infelices, por un lado, por no poder tener lo que quieren, y segundo porque no sabrán manejar esas emociones y podrán sentirse tristes e incluso deprimidos. Por lo tanto hay que enseñar el valor del esfuerzo desde que son pequeños. Si lo que quiere es que le compremos un juguete, tendrá que esforzarse en conseguirlo, (igual que papá y mamá se esfuerzan en trabajar para ganar dinero y poder comprar el juguete). 4. Tenerlo todo y tenerlo ya les puede generar ansiedad. Los niños que tienen todo cuando lo piden no aprenden a esperar. Y cuando el objeto de deseo se demora, viene el enfado y la rabieta. Ellos lo quieren todo y lo quieren ya, y si no lo tienen, se ponen nerviosos, lloran y patalean hasta que lo consiguen. Por otro lado, si les enseñamos a tener todo lo que quieren, cuando no puedan conseguir algo les generará malestar y ansiedad. Consejos para no darles todo lo que piden- No se trata de caer en el famoso "Porque lo digo yo" sino de ser coherentes, de discernir qué es lo que necesitan y aprender a poner límites claros. Explícales las razones de tu negativa (siempre adaptándolo a su edad madurativa), de esta manera irán aprendiendo a autocontrolarse y a aceptar mejor las cosas cuando no salgan como esperan. - Evita convertir a tu hijo en un caprichoso, es tan sencillo como no decir que sí a todo y empezar a decir que no cuando quiera cualquier cosa. Es necesario hacerlo con una voz amorosa pero al mismo tiempo con firmeza, un no a tiempo es necesario para su buen desarrollo. - Tendrás que tener paciencia y si tu hijo quiere un juguete y no se lo das, porque seguramente habrá una rabieta. Deberás mantener la calma y mostrar autocontrol en todo momento. Si permaneces tranquilo le estarás enseñando que con rabietas no se consigue nada. - No te sientas mal, tienes que forjar su carácter y es mucho más importante que darle todos los caprichos que pide. Él te lo agradecerá en el futuro. - Dales responsabilidades. Intégralos a la vida doméstica, funciona como un sistema en el que cada miembro se encarga de un determinado número de responsabilidades. Los hará apreciar más las cosas, se hacen más autónomos, se sienten incluidos y valorados. -Por último, recuerda pasar tiempo de calidad con ellos. Sea mucho o poco, lo que necesitan es estar contigo y que el tiempo que les dediques lo hagas de verdad. Fuentes: Autor:Belén García |
Niños consentidos y sus riesgos | En pandemia, tiempo de calidad a los hijos