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 ¿El orden de nacimiento de los hijos influye en su personalidad? La respuesta es un rotundo sí. Nuestro lugar de nacimiento es definitorio para desarrollar ciertas actitudes y conductas distintivas. Asimismo, aunque no es determinante en su totalidad, la posición que ocupamos en la línea sucesoria de la familia, influirá en nuestra forma de ser y comportarnos a lo largo de nuestra vida. Y aunque los padres se esfuercen por no hacer diferencias, por supuesto que las hay. Ocurren de manera inconsciente y generan tratos distintos. Expertos en el área coinciden en que estos contrastes son factores primordiales para la formación de la personalidad.
Frank Sulloway, psicólogo estadounidense, explica que el lugar de nacimiento condiciona la forma en que los niños se relacionan con su primer entorno, que es el más importante y definitorio y que los marcará en el futuro. Esto debido a que la infancia temprana y el seno familiar conforman una especie de laboratorio en dónde comienzan a probar cómo deben comportarse para ser aceptados y queridos, qué hacer para encajar y pertenecer y cuál es la mejor forma de competir y ganar.
Por otra parte, Sulloway explica que las estrategias que los hijos van desarrollando para ganarse el cariño, los favores y la atención de papá y mamá, son críticas en la conformación de la personalidad adulta. No es lo mismo un primogénito en torno al cual el mundo parece girar con sólo mover un dedo, que el hijo que ha llegado en tercer o cuarto lugar y debe ganarse un lugar en medio de un mar de competencia. Fuente: Padres e hijos. Año XXXVI. Número 11 Autor:Alee Núñez |
