Para los pro-abortistas suena ilógico que una mujer que se ha quitado un "pedazo de tejido" que es moralmente equivalente a "pedazos de uñas" o "verrugas" pueda experimentar sentimientos negativos de duelo y mucho menos compartirlos, al fin y al cabo, las mujeres no hacen duelo por sacarse el apéndice. Sin embargo la realidad es otra. Como ella no puede admitir o reconocer haber matado a su propio hijo y siente que no tiene "permiso" para hacer duelo, sus emociones son reprimidas, dando lugar posteriormente a variadas conductas que afectan su estado emocional. Para muchas mujeres abortar un hijo resulta una experiencia traumante, más aún si esa decisión fue forzada por maridos, novios, padres u otros; por que ese embarazo fue producto de una violación o por que el feto tenía malformaciones. Ellas pueden percibir el final de su embarazo como la muerte violenta y grotesca causada a su propio hijo, por lo que experimentan diversos sentimientos. Según un estudio de la Real Academia de Obstetricia de Inglaterra, el 59 % de las mujeres que abortan tiene altas probabilidades de sufrir problemas psiquiátricos graves y permanentes. Adolescentes, mujeres separadas o divorciadas, y aquéllas en cuya historia clínica figura más de un aborto encaran un riesgo especialmente alto. En un estudio realizado a pacientes con sólo 8 semanas de haber abortado, los investigadores hallaron que el 44 % se quejaba de trastornos nerviosos, el 36 % había sufrido alteraciones del sueño, el 31 % tenía arrepentimientos por la decisión tomada y al 11 % le habían sido prescritos fármacos psicotrópicos por su médico de cabecera. Un importante muestreo concluyó que al menos un 19 % de mujeres que han abortado padecen trastornos por estrés post-traumático (PTSD). Aproximadamente la mitad presentaba muchos de los síntomas de PTSD, aunque no todos, y entre un 20 y un 40 por ciento mostraban niveles de estrés que fluctuaban entre moderados y altos, así como conducta evasiva respecto a sus experiencias abortivas. Síntomas más importantes del transtorno por estrés post-traumático
Otros efectos psicológicos luego de un aborto son los pensamientos recurrente sobre este hecho o el niño abortado, pesadillas sobre el aborto o el niño, tristeza o depresión en la fecha del aborto. - Incapacidad para recordar la experiencia abortiva o partes importantes de ella. - Esfuerzos por evitar actividades o situaciones que puedan remover los recuerdos del aborto. - Abandono de relaciones, en especial, alejamiento de aquéllas que tuvieron que ver con la decisión de abortar. - Negación ante volver a embarazarse. - Ya no hay interés por actividades con las que antes se disfrutaba. - Abuso de drogas o alcohol. - Aproximadamente un 60 % de mujeres que experimentan secuelas post-aborto declaran albergar ideas suicidas, mientras que 28 % intenta suicidarse, de las cuales la mitad lo ha hecho en dos o más ocasiones. - Disfunción sexual. Entre un 30% y un 50% de mujeres que han abortado declaran sufrir disfunciones sexuales, tanto de breve como de larga duración, que comienza inmediatamente después de sus respectivos abortos. - Hay ausencia de placer en las relaciones, dolor, aversión al sexo o a los hombres en general, o por el contrario, tener varias parejas. - Muchas mujeres que abortan desarrollan una mayor dificultad para establecer lazos duraderos con un compañero, debido a que el aborto se relaciona con reacciones tales como baja autoestima, mayor desconfianza hacia los hombres, disfunción sexual, abuso de substancias y niveles incrementados de depresión, ansiedad y cólera. - Desórdenes alimenticios como bulimia y anorexia nerviosa. - Descuido de los niños o conducta agresiva y abusiva hacia ellos. - Las mujeres que cuentan con una experiencia abortiva anterior tienen una probabilidad cuatro veces mayor de volver a interrumpir voluntariamente su embarazo que aquéllas que no tienen historia abortiva previa, este riesgo se relaciona con un consciente o inconsciente deseo de llevar a cabo un embarazo "de sustitición". Fuentes: Autor:Eréndira Luna. T.C. |
Secuelas físicas de un aborto provocado | Síndrome post-aborto, ¿existe?