Si observamos un poco a los padres modernos o hemos platicado con ellos, cuentan que la crianza de su o sus hijos ha sido muy pesada, todo el tiempo están cansados y sin energía. No es que se arrepientan de ser padres, simplemente están tan agotados y a la vez sienten culpa por no poder estar muchas veces dispuestos de cuerpo y alma para atender a las demandas de sus hijos. El licenciado en Psicología y sexólogo Mauricio Strugo los definió como "padres low battery", y consideró como una de las principales causas del fenómeno al hecho de que "la edad para ser padres se ha aplazado cada vez más, priorizando carreras profesionales, viajes y trabajos, dando como resultados padres de entre 35 a 45 años que físicamente y también a nivel psicológico están mucho más agotados que las generaciones de padres anteriores, que tenían hijos entre los 25 y 35 años". Por su parte la licenciada en Psicología Lorena Ruda agregó: "podemos ver claramente en la actualidad cómo, la mujer ya no está a cargo exclusivamente de los hijos y los hombres no están exclusivamente trabajando fuera de casa sino que ambos trabajamos y nos ocupamos, las tareas están más repartidas y debido a esto los temas de crianza nos convocan a todos y a su vez, nos agotan". "Vamos de acá para allá, post hora laboral, pre hora laboral, debiendo llevarlos a actividades deportivas, idiomas, escuela, cumpleaños, a casa de amigas o amigos, etc. sumados a los quehaceres del hogar, las compras, la limpieza, cocinar, el cuidado de las mascotas, etc. Y entre tanto que hacer se nos pasa el tiempo", anota. Ambos padres trabajando, con hijos multipropósitoPor su parte, la médica psiquiatra infantojuvenil Andrea Abadi consideró que "dado que es una ocupación de 24/7, los 365 días del año, además se incluye dentro de un contexto social y económico que resulta sumamente adverso y desgastante". Strugo agregó: "las crisis económicas han llevado a que en la actualidad, para que el dinero alcance, ambos padres tienen que trabajar, haciendo malabarismos entre la crianza de sus hijos, la logística que implican todas las actividades que hacen más las tareas propias del hogar. Andan de aquí para allá sin parar, con los nervios de punta, agotando la paciencia y aumentando el malestar en todos los miembros de la familia". "En el pasado, los chicos podían tener mucha más autonomía y se movían con mayor libertad. En la actualidad, un chico no puede salir solo a la calle hasta que se encuentre tal vez avanzada su adolescencia", dice Abadi. "Esta cuestión hace que uno tenga que conciliar con otros adultos la ida y vuelta de los niños de un sitio a otro, los tiempos, etc. Además, se debe tener en cuenta que ellos hoy son multipropósito, les gusta realizar diferentes actividades, y estar en casa no es en general un programa para ellos durante la semana". "Y si a esto le sumamos que algunos requieren de tratamientos o profesores particulares, la situación se vuelve más compleja, dado que todo esto recae en la logística cotidiana y laboral de los padres que están a cargo", indica. Buscar tiempo de calidad con los hijosStrugo, considera que "los padres actuales están muy comprometidos con la crianza. Los hombres, en particular, son muchos más conscientes del trabajo en equipo, porque entienden la importancia de su presencia en la crianza, pero por otro lado, no queda otra que turnarse para cumplir con todo lo que día a día parece una vida entera". "Esta manera de vivir corriendo a la escuela, a los trabajos y tener todo listo para el día cierre lo mejor posible, produce un desgaste que va aumentando conforme pasan los días, lo que se transforma en un estrés prolongado,y termina generando mal clima intrafamiliar e incluso separaciones y divorcios", apunta el especialista. Para Ruda, este agotamiento propio del día a día hace que muchas veces los padres "se olviden del tiempo de calidad con los hijos". Por ello los especialistas sugieren que exista algún momento en el día en que se pueda compartir con ellos, pero tratar de que no sea forzado sino que podamos disfrutarlo, escucharnos, contarnos. Es importante que cada uno vaya encontrando momentos para compartir con los hijos, aunque sean 15 minutos. En esos ratos podemos buscar conversaciones, interesarnos por lo que les pasó en el día y contarles del nuestro. Por otro lado, los especialistas hacen hincapié en los celulares y las computadoras, que vienen a ocupar muchas veces esa necesidad que tienen los padres de quedarse un momento en silencio de la demanda constante de los niños. Aún en ese caso, los padres debemos saber qué están viendo nuestros hijos y analizar si esta forma de "descanso" sea el camino correcto o encontrar algunas otras. Criar a un hijo es una ocupación que no se puede delegar y habrá que plantearse cuáles son las prioridades de cada uno, pero sin postergar los momentos de encuentro con la familia y con los chicos, porque son momentos que no vuelven. Si lo pensamos como un disfrute en lugar de una obligación, esto redundará en una mejor sensación de crianza, en la que el padre se sentirá más satisfecho con ese rol cotidiano. Es cierto que estamos cansados y dispersos incluso se podría llegar a pensar que existe un burnout parental, sin embargo, el punto determinante, según dicen los que saben, no es lo que a cada persona le sucede en la vida, sino lo que cada quien decide hacer (o cómo elige hacerle frente a eso que le toca atravesar). Así también, tenemos que hacer entender a los hijos que no podemos llevarlos o hacer todo lo que quieren porque sus compañeros o amigos lo hacen o para cumplir; que a veces hay que estar en casa y también que hay que aburrirse, de estar más tranquilos y no todo el tiempo yendo y viniendo, surgirán charlas, nuevos juegos y será más placentero estar juntos. "Estamos cansados, es verdad, por esto no hay que exigirse en ser el padre o la madre ideal, pero tampoco debemos perder de vista que en un pestañeo los chicos ya son grandes y que es necesario, para construir un vínculo sólido y gratificante, que también sea desde el placer y el disfrute, más allá de las exigencias que implican estos roles", indican los especialistas. Hay que tener en claro que este vínculo es el que se irá acomodando a las necesidades de nuestros hijos a lo largo de sus vidas, y una vez adultos y fuera de casa, sientan ganas de compartir con nosotros esos ratitos de charlas. Los padres también tienen que distraerseEs imposible desacelerar el mundo en el que vivimos inmersos, pero como padres y parejas deberíamos seguir el plan de armar una familia, con la ilusión de compartir y criar a nuestros hijos sanamente, pero también debemos ser conscientes de nuestros límites y posibilidades. Pero para que se dé todo ese proceso también es importante que las madres y los padres puedan encontrar momentos de placer para sí mismos. Salir con amigos, hacer algún deporte o actividad física, alguna actividad artística, lo que sea que se haga con ganas y genere suficientes endorfinas como para contrarrestar la vorágine con la que se vive. A veces sentimos la maternidad como una pérdida, sin lograr ver que en realidad resignificamos y cambiamos de prioridades". Es esencial lograr vivir más livianos porque nos hará, por añadidura, mejores madres y padres. Abadi reflexiona en que "el rol de padres es sumamente exigente y, por ende, uno tiene que poder retroalimentarse estando en contacto con otros pares de su edad, teniendo momentos de diversión, mientras nuestros hijos también están en una situación del mismo tipo. Estos son momentos de relax para todos, dado que cuando mejora la calidad de vida del adulto, también mejora la de sus hijos". Fuentes: |