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Familia con hijos compartidos

En nuestra sociedad existen diferentes estructuras familiares y cada una enfrenta sus propias complicaciones y retos. En esta ocasión queremos hablarte de estos aspectos para un tipo de familia en específico, aquella formada por un hombre y una mujer con o sin hijos propios y los hijos producto de otra relación.

Antes de ahondar en el tema debemos decir que es posible que una familia con una estructura diferente a la común pueda llegar a funcionar pero para ello es necesario tiempo, paciencia y dedicación; de bases claras y firmes, actuando con conciencia, madurez, disposición, tolerancia y respeto.

Se requiere también de una planeación cuidadosa para su formación antes de decir "Si quiero formar una vida juntos".
El que tiene hijos debe ser claro con su nueva pareja, hablarle de la situación actual, como la ha estado manejado, sus metas cumplidas y expectativas. La otra parte tiene que analizar con mucho detenimiento si esta dispuesta a ser parte de esa relación, pensar y expresar que espera obtener de ella, determinar cual será su papel y como contribuirá al bienestar de la nueva familia.

Desde luego en esta nueva unión no se debe dejar a un lado a los hijos pues ellos también tienen el derecho a expresar lo que esperan de esa relación y cual será su aportación.

Cabe señalar que en todo este proceso anterior a la conformación de la nueva familia, y aún después de formada es recomendable la ayuda de un terapeuta familiar.

Como podemos darnos cuenta son varios los aspectos que se deben tratar antes de ensamblar una familia, no podemos quedarnos con la idea de que el amor de la pareja será suficiente para afrontar todo los problemas que se puedan presentar y que no solo vendrán por parte de los hijos sino además y generalmente con las exparejas y familiares políticos.

Es una realidad que cuando decidimos rehacer nuestra vida sentimental no sólo debemos considerar a los hijos de la otra parte sino también a su pareja anterior. Es necesario entonces y para el bien de todos tratar de llevar una relación respetuosa y con la distancia prudente, pues el hecho de que se este conformando una nueva familia no implica un cambio de papeles.

Pensemos que de toda esta situación las personas más afectadas son los hijos, y si bien para los adultos encontrar un nuevo compañero/a supone la posibilidad de rehacer su vida de pareja, para los chicos significa un cambio importante y no siempre fácil de asumir.

En ocasiones lo padres cometemos el error de presionar a nuestros hijos para que acepten a la nueva compañera o compañero. Nadie en esta nueva estructura familiar debe sentirse presionado a aceptar y más aún a querer de inmediato, se tiene que pasar primero por todo un procesos de aceptación y adaptación y luego quizás venga el afecto.

Entendamos que los niños de manera inconsciente perciben a la nueva pareja de sus padres como un rival o sustituto, este cambio los hace sufrir y además se sienten perdidos y traicionados al saber que papá y mamá ya no estarán juntos, asi que debemos ser muy cuidados en su trato, por su parte la nueva pareja debe en la medida de lo posible hablarles y mostrarles compresión.

Como en toda familia la comunicación es esencial y más aún donde cada miembro trae detrás una historia diferente; los hijos seguramente vienen con mucha carga emocional, el divorcio o la pérdida para su padre o madre seguramente no fue nada fácil y para la nueva pareja esto significa un reto muy grande llenos de temores e inseguridades, pues todo eso debe expresarse para poder valorar los efectos de la nueva situación y darle su justo lugar a cada uno.

Gran parte de los conflictos que se presentan en la conformación de una nueva familia es porque la pareja quiere tomar el papel de la madre o padre ausente; son los padres biológicos los encargados de seguir educando a sus hijos sin importar que estén divorciados, los hijos por su parte tienen que entender y cumplir no solo las normas que establezcan sus padres sino además las de la nueva familia a la que pertenecen.

En el caso de que ambos tengan hijos de una relación anterior puede ser mayor la rivalidad pues ya no sólo sentirán que hay un intruso en su familia, ante esta situación los padres deben insistir en el respeto que debe haber entre todos y no se les debe obligar a los niños a que se quieran o se conviertan en hermanos, es preferible que se vayan relacionando poco a poco y tomando en cuenta sus sentimientos y opiniones.

Entre los puntos que deben quedar claros en la nueva familia es el tiempo para todos y con todos, es decir debe haber un espacio para que los hijos compartan con el padre que ya no vive con ellos, con el que viven y su nueva pareja y por supuesto darle su tiempo a la nueva relación.

Con la nueva familia se establecen nuevas normas, responsabilidades y hasta otros derechos, y si todos estos aspectos los conjuntamos en un hambiente diferente por ejemplo en una casa que nadie de la nueva familia conozca, podria ayudar a ser el proceso menos pesado.
Es muy importante que en este nuevo hogar sea la nueva pareja quien se encargue de establecer esas nuevas normas, incorporarlas paulatinamente y de acuerdo a los cambios que se vayan presentando tanto en la relación como en el trato con los hijos.


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