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Cómo criar hijos resilientes

padres e hijos resilientes

"Todos los papás deseamos que nuestros descendientes sean capaces de superar los altibajos que se les presenten en la vida, de niños, jóvenes y adultos".

Muchos padres queremos que nuestros hijos sean resilientesemocionalmente, que sean capaces de superar los altibajos de la vida. Pero nuestra capacidad para fomentar la resiliencia depende, en gran medida, de nuestra propia resiliencia emocional.

"La resiliencia de los padres funciona como un patrón para que el niño pueda identificar cómo enfrentar los desafíos, cómo comprender sus propias emociones", afirma Dan Siegel , autor de Yes Brain, que se enfoca en cultivar la resiliencia en los niños.

Sin embargo, poder afrontar con filosofías los berrinches y rabietas representa un reto para muchos padres, en especial, si tenemos expectativas poco realistas sobre lo que es la infancia.

"La idea de que la crianza debe ser maravillosa, feliz y perfecta culminación de nuestras esperanzas y sueños es parte de eso", comenta Katherine Reynolds Lewis, autora del libro The Good News About Bad Behavior.

cómo enfrentar los berrinches y rabietas

Lewis dice que el enojo, las lágrimas y otros arrebatos son parte natural del desarrollo de cualquier niño; es lo que ella llama "el caos de la niñez".

No obstante, los padres que son incapaces de enfrentar ese caos o que no están dispuestos a hacerlo podrían considerar los arrebatos del niño como un problema que debe resolverse inmediatamente.

Laura Markham, psicóloga clínica y editora del sitio AhaParenting.com, dice que, cuando eso sucede, "ridiculizamos a los niños, los culpamos; los aislamos al enviarlos a su habitación".

La naturaleza de la respuesta de los padres puede variar, aseveró Markham, pero el mensaje es el mismo: el enojo, la tristeza o la frustración son inaceptables.

Según Markham, eso es lo contrario a la resiliencia; se trata de imponer una frágil rigidez que hace padres e hijos se sientan temerosos de que las emociones intensas los destrocen.

En contraste con esa fragilidad, los padres que no evaden el poder de emociones como el enojo tienen una mayor capacidad para asimilar las interacciones desafiantes con sus hijos, expuso Siegel, director ejecutivo del Instituto Mindsight. Además, no hay que preocuparse si este tipo de resiliencia no llega de forma natural, añade, pues con la práctica se vuelve más sencillo.

Preciados consejos

A continuación, ofrecemos algunos consejos para que esas interacciones complicadas sean más sencillas de asimilar.

respira profundo

Respira profundo
Para responder con inteligencia a los arrebatos de un hijo, primero debemos apagar las alarmas que se encienden en nuestra cabeza. Markham acoseja a los padres "presionar el botón de pausa" antes de ejercer cualquier acción, aún ante el escenario de un niño gritando.

En su investigación, Lewis descubrió que hijos y padres a menudo sincronizan los latidos de su corazón, su respiración y otras funciones fisiológicas, de modo que calmarnos puede tener un efecto físico mensurable en nuestro hijo, sin mencionar que también puede ayudarnos a enfrentar la situación con serenidad.

Deja que se presenten las emociones
La resiliencia depende de comprender que las emociones incluso las que se consideran "negativas" como la tristeza, el sufrimiento o el enojo- no son un problema que debe resolverse, sino una consecuencia natural del ser humano.

"El asunto con las emociones es que no duran para siempre; hay un comienzo, un desarrollo y un final en todas ellas" dice Carla Naumburg, trabajadora social y autora de Ready, Set, Breathe: Practicing Mindfulness With Your Children For Fewel Metldown and a More Peaceful Family.

Más allá de eso, permitirnos (y permitirle a nuestros hijos) experimentar y expresar un amplio rango de emociones es vital para nuestro bienestar. Markham resaltó que cuando no expresamos nuestras emociones perdemos el control sobre ellas.

Sé curioso
Como padres nos preguntamos con frecuencia "¿por qué?" cuando observamos alguna conducta no deseada ("¿Por qué no puede recordar poner los calcetines en el cesto?"). Pero Naumburg afirma que preguntarnos por qué reaccionamos de esa manera podría ser más útil, en especial, cuando nos sacan de nuestras casillas. "Date cuenta de lo que está sucediendo contigo y comienza a responsabilizarte de eso", sugirió Markham.

establece limites con compasión

Establece límites con compasión
Establecer reglas y límites y apegarte a ellos puede convertirse en uno de los momentos más desagradables en la relación entre padres e hijos, pero actuar con compasión y amabilidad en esos momentos mantiene bajo el nível de tu presión sanguínea.

Markham y Naumburg indican que reconocer verbalmente los sentimientos de tu hijo y consolarlo no necesariamente va de la mano con ceder ante sus exigencias. "Hay ocasiones en las que me siento con mi hija, y la abrazo mientras le digo: ‘No", dice Naumburg, "Continúa llorando pero seguimos conectadas".

analiza tus respuestas

Analiza tus respuestas
Según Newmna, psicóloga social de The Book of No: 365 Ways to Say It and Mean It, afirma que los padres deben estar especilamente conscientes de las ocasiones en las que es más probable que cedan ante los arrebatos de su hijo y agrega: "Si logras reconocer lo que te hace decir sí de manera automática, es hora de retroceder y pensar "Espera, ¿por qué lo hago?". Newman continúa: "Vivimos en una cultura de los padres que dicen: ‘Sí’ y es más fácil decir sí que batallar con el berrinche de un niño". Sin embargo, los padres pueden considerar una negativa como una manera de explorar los límites y así poder comprenderlos mejor.

Toma distancia
Cuando nos identificamos demasiado con nuestros hijos o los consideramos un barómetro de nuestra propia autoestima, estamos preparando el terreno para la decepción (o algo peor) cuando las cosas no salen como las planeamos.

"Nuestro ego está muy atado a nuestro modo de crianza", dice Julie Lythcott-Haims, autora de How to Rise an Adult. Naumburg señala que esto se debe en parte a una narrativa cultural que sugiere que "si los niños no están bien, entonces es porque nos hemos equivocado como padres".

Como lo describe Lythcott-Haims: "Si nosotros logramos vivir nuestra vida, quizá nuestros hijos también puedan hacerlo".

Fuente:

Emily F. Popek<
The New York Times
Periódico am, sección:bienestar.

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