Estamos de acuerdo en que educar en los valores y en la fe siempre es un reto, y más en estos tiempos en los que imperan el consumismo, las modas y la tecnología, y donde cada quien cree que lo que piensa es lo correcto. Este estilo de vida saca de quicio a algunos padres de familia, pero a veces éstos toman decisiones poco atinadas. Así, algunos padres por ejemplo mandan a su hijos a la Iglesia como si ésta fuera un reformatorio; a que tomen cursos, participen en campamentos, etc. Tal parece que se tiene la idea de que la buena educación en la fe y en los valores se consigue fuera de casa, cayendo aquí en el primer error, pues se olvidan que la educación comienza en casa, no fuera de ella. Hay que tener cuidado de no convertir la misión de educar en una anarquía, o la familia en un "campo militar" en el que sólo se dan órdenes para que otros las obedezcan. Y lo anterior no sólo vale en la cuestión religiosa, sino que alcanza otros aspectos de la vida. Los riesgos que se corren cuando sólo se manda, sin se partícipes en la educación de los hijos con el ejemplo, recae sobre toda en la familia. En ese caso los hijos sólo se dedican a obedecer pero no hay indisposición por lo que realizan, y si no hay asimilación de lo que se les enseña en el seno familiar, mucho menos fuera. Los padres de familia deben buscar integrarse en la educación de sus hijos, siendo partícipes de ella, es decir involucrándose. Los padres debe dar "el primer paso" en la búsqueda de una educación integrativa y no una "educación a distancia". Lo que favorece la educación integrativa es el saber que los padres de familia son los primeros responsables de la educación de sus hijos, y que los demás agentes de la educación como la Iglesia, la escuela y la sociedad son sólo auxiliares, y el apoyo que ofrecen sólo es asimilado si es buena la educación que los hijos traen de casa. Será necesaria la supervisión de lo que los hijos van aprendiendo sobre todo en la escuela, donde muchas veces la educación está empapada del influjo de los antivalores. Ser padres no es una misión fácil. Está claro que todos los papás quieren lo mejor para sus hijos, y lo mejor será siempre una buena educación en la fe y los valores universales. La familia siempre será el núcleo básico de la sociedad, y ésta última sólo mejorará en la medida en que se atiendan debidamente a las familias. No olviden los padres, que los hijos aprenden más de lo que ven que de lo que se les dice, no olvidemos que: "las palabras convencen, pero el testimonio arrastra". Fuente: Revista Inquietud Nueva |
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