¿Qué quiere decir estar presente pero ausente?Padres y madres que permanecemos emocionalmente inaccesibles, ocupados con nuestros quehaceres (trabajo, televisión, redes sociales) y tan desconectados del momento presente que no llegamos a tener una verdadera interacción con nuestros hijos/as (con lo que les pasa, con sus procesos, miedos, preocupaciones, su necesidad de mirada, de escucha). Y cuando por fin se presenta la oportunidad de conectarnos, solemos exigirles que hagan lo que nosotros queremos (porque toca hacer el baño, o cenar, o irse a la cama) obteniendo como respuesta un enfado de parte de nuestros hijos, lo que provoca un gran conflicto. Unos padres que "están" son también aquellos que satisfacen las necesidades físicas de sus hijos pero no son capaces de compartir o expresarles amor y afecto. Me refiero a los que no sabemos decir 'te quiero' o que rechazamos el afecto físico. Esto es muy común en la generación de nuestros padres y sucede porque no les han enseñado a hacerlo, o porque simplemente no tuvieron esa importantísima presencia emocional por parte de sus propios padres. Por otro lado, hay algunos padres que están hiper-presentes en áreas concretas del hijo, como por ejemplo, en el ámbito educativo; saben qué notas está sacando en cada momento pero no saben cómo se siente ni cómo es la relación entre sus amigos y compañeros. Cuando todas estas actitudes son muy frecuentes, se crea una dinámica de relación que cada vez nos va separando más. El riesgo que se corre es que cuando se produce el momento de separación emocional real (al llegar a la adolescencia) surgen los grandes problemas de comunicación y relacionales, entre otras cosas. ¿Cómo se va formando la herida de la ausencia?Todo niño necesita a unos padres que estén presentes, eso significa que estén accesibles y disponibles para dar un consejo, mostrar su apoyo, poner límites, respetarlos y quererlos. Cuando eso no ocurre, estamos hablando de una profunda ausencia que desde luego traerá consecuencias negativas en la salud emocional de los hijos. La herida de la ausencia se agrava y puede afectar a lo largo de la vida si ha habido un abandono real por parte de los padres, esto es si uno de los progenitores se ha ido y no se ha sabido más de él. El vínculo entre padres e hijos y el contacto en los primeros años de vida es esencial, pero es necesario mantener ese vinculo por más tiempo. Como ya hemos dicho, los niños necesitan un referente para crecer, un espejo en el que mirarse y una persona que le acompañe, le escuche y que esté con él cuando lo necesita. Sabemos que nuestros trabajos, los problemas cotidianos y las presiones a las que debemos hacer frente son una prioridad para mantener el equilibrio familiar. Pero debemos tener presente que para educar a un niño no basta con darle un techo, sustento, alimento y un lugar en un colegio. Los niños tienen necesidades emocionales que deben ser satisfechas para que su desarrollo psíquico y neurológico se constituya con normalidad. Consecuencias de la ausencia de los padresAlgunas de las consecuencias que pueden originarse de ese estar presente pero ausente de los padres son: 1. Poca confianza en sí mismos. Sin duda, el niño tendrá la autoestima baja y no será capaz de creer en sí mismo. Esto será un gran obstáculo a la hora de tomar decisiones importantes. 2. Desconfianza en los demás. ¿Cómo va a confiar en los demás si ni siquiera sus padres han estado ahí cuando les necesitaba? Esto desembocará en problemas para relacionarse con los demás. 3. Problemas de conducta. Muchos niños buscan llamar la atención de sus padres, y lo hacen transformándose en "pequeños niños rebeldes". Se portan mal en el colegio, utilizan la agresividad, se saltan las normas; todo ello es simplemente una llamada de atención a sus padres. 4. Problemas emocionales. La falta de cariño en la infancia puede generar un adolescente con serios problemas para controlar sus emociones pues nadie le enseñó a hacerlo. Durante la adolescencia se enfrentan numerosos sentimientos que pueden afectar más de lo normal a una personalidad frágil. 5. Constantes dudas. El no tener una referencia firme en la infancia hace que de mayores, los niños no tengan claras las normas. Por eso pueden transformarse en adolescentes dubitativos e indecisos, con problemas para tomar decisiones importantes y sobre todo, con una incapacidad para comprometerse. 6. Comportamientos compulsivos. En un futuro, los niños de familias con padres ausentes son más propensos a tener ansiedad y estrés y a menudo, comportamientos agresivos. 7. Depresión. La angustia de no tener un referente emocional junto a él, puede desencadenar en el niño una depresión. 8. Problemas mentales. En casos extremos, esta ausencia paterna y materna en el núcleo familiar, puede generar problemas graves a nivel psicológico, como son los trastornos de personalidad. 9. Adultos dependientes en exceso. Estos niños serán adolescentes con una dependencia en un futuro por buscar alguien que cubra ese vacío que sienten. Esto puede llevarles a buscar de forma enfermiza a personas que les cuiden. Tienen miedo a ser rechazados, a que les abandonen, por eso serán capaces de sacrificarse en exceso con tal de tener a alguien a su lado. 10. Continuo vacío interior. Es como un agujero que no logran tapar. En ocasiones, esta falta de cariño de sus padres en la infancia les acompaña para siempre, lo que es realmente lamentable. ¿Cómo ser padres y madres presentes?Ahora ya sabemos que no basta con estar físicamente, que nuestros niños disponen de un perspicaz e intuitivo radar emocional con el que van a percibir al instante si estamos con ellos de forma auténtica, sincera y plena. Ahora bien ¿qué más nos faltaría? ¿Qué estrategias debemos poner en práctica para satisfacer todas las necesidades de nuestros hijos? Te invitamos a reflexionar en estos aspectos básicos:
¿Cómo sanar la herida de la ausencia emocional?
Fuentes: Autor:Belen Garcia |
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