Fue ideado en un principio para el desarrollo de los bebés prematuros y de bajo peso, por la rapidez con que sube la temperatura del bebé y la permanencia de ésta. Hoy se aconseja practicarlo con todos los recién nacidos. Hace 30 años, en Colombia, en una unidad de prematuros, a dos pediatras se les ocurrió aprovechar el "calor" de las madres por lo que les pidieron que llevasen a sus hijos pegados al cuerpo, piel con piel, las 24 horas del día. Y la sorpresa fue que estos bebés crecieron antes y se desarrollaron mejor que los que habían permanecido aislados en la incubadora. Por eso hoy lo practican en las clínicas neonatales más avanzadas, que además cuentan con la mejor tecnología pues disponen de sillones junto a las incubadoras para que las mamás y los papás puedan abrazar de este modo a sus pequeños y darles "calor humano", que a diferencia del de una lámpara, está cargado de afecto y protección. |