Contágiale el ánimo: Si tú como padre muestras una actitud positiva y entusiasta es más fácil que el niño adopte esa actitud. Muestra interés: Se educa con el ejemplo; si tu quieres que tu hijo muestre interés en la escuela, comienza por mostrarlo tu, ¿Cómo?, integrándote a la escuela para padres o formando parte del Cómite de Padres de Familia; apúntate para ser voluntaria (o) en la próxima kermesse o cualquier otra actividad que la escuela organice; y desde luego no debes faltar a la reuniones. Es muy importante también, que constantemente asistas al salón de clases para platicar con el maestro acerca de su forma de trabajo y el avance que va mostrando tu hijo; el niño debe sentir que te interesa su educación. Trabajen juntos: Hoy en día prácticamente los chicos crecen solos; mamá y papá están fuera de casa y no saben si realmente el niño hizo la tarea. Ellos necesitan sentir que los apoyas. Los padres deben organizarse de tal manera que destinen un tiempo específico para hacer la tarea con sus hijos y si ambos tienen que trabajar, por lo menos revisar que esté bien hecha y explicarle aquello que no entendió en clase, no se trata de hacerles la tarea sino de guiarlos. Es muy recomendable que después de que el niño realice la tarea, incentivarlo con un rato de juego, un paseo corto o un tiempo medido y supervisado para ver televisión. Las calificaciones: Todos los padres o por lo menos la mayoría queremos que nuestros hijos tengan buenas calificaciones pero también debemos ser conscientes que eso requiere de trabajo conjunto que comprende a maestros, estudiante y padres; además de disciplina, constancia, paciencia y refuerzo positivo. No te obsesiones con los dieses en la boleta de tus hijos ni los abrumes con tus altas expectativas, pues corres el riesgo de que rechacen aún más la escuela; no siempre un promedio de excelencia es signo de un niño sano y feliz; centrémonos en el proceso y el aprendizaje. Enseñar el gusto por ir a la escuela: Pocas veces enseñamos a nuestros hijos a disfrutar de ir a la escuela, tal vez porque para nosotros no fue una experiencia agradable pero eso no quiere decir que también lo será para ellos; es tan simple como ponernos a analizar que era aquello que no nos gustaba y tratar de evitarlo o mejorarlo, desde luego adaptándonos a las nuevas circunstancias. No a lo "aburrido": La Dra. Deborah Chesnie Cooper, una psicóloga educacional y de desarrollo de Toronto, Canadá indica que esa palabra en los niños
indica otra cosa. Hablemos con nuestros hijos y preguntémosles qué es lo que realmente encuentran aburrido. Las soluciones pueden ser nuevas estrategias de aprendizaje, atención o retos adicionales. Hagámosles saber también, que no todos tenemos ni los mismos gustos en cuanto a materias escolares ni las mismas aptitudes; sin embargo debemos siempre intentar dar lo mejor de nosotros mismo, ese actitud puede aliviar sus miedos, frustraciones y el aburrimiento. Organización: Una actitud positiva y entusiasta tiene mucho que ver con la organización por que te ayuda a realizar tus deberes y gustos en tiempo y
forma. No los satures: A veces creemos que inscribir a los niños en múltiples actividades además de la escuela es bueno y no siempre es así, todo dependerá del tiempo que disponga, la capacidad del niño; sus gustos, sus carácter e incluso de su estado físico y emocional. Sólo piensa en como te sientes tú cuando estás saturada (o) de trabajo: Simplemente no rindes, pues al niño le pasa lo mismo. "Cuando los niños están sobre-programados es muy difícil que se concentren en la escuela", asegura Kugler. Si les das un descanso se mantendrán frescos y listos para otro día escolar con más energía y entusiasmo. Fuente: http://mx.selecciones.com Autor:Ere Luna. T.C. |
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