Diana Jiménez es psicóloga, consejera adleriana (enfoque terapéutico basado en las teorías de Alfred Adler, fundador de la escuela conocida como psicología individual). Es Nacida en Manzanares (Ciudad Real) España, hace 50 años. Diana ha publicado "Disciplina positiva. Cómo criar niños seguros, responsables y capaces" (Grijalbo, 2024). Un libro para padres, madres y maestros en el que se destaca la importancia de educar en valores como el respeto, la comunicación, la responsabilidad o la empatía. Fundadora también de las webs Infancia en Positivo, Adolescencia en Positivo y Pareja en Positivo, en las que propone programas para familias e información sobre esas étapas. Comparte ejemplos reales, recomendaciones y estrategias para los padres y madres, con el objetivo de que puedan crear un vínculo saludable con sus hijos y sepan controlar las situaciones más complicadas. Educadora certificada en disciplina positiva que cuenta con más de 20 años de experiencia con niños y adolescentes, nos dice que "Criar a corto plazo se queda corto. Solo tenemos el presente para establecer las bases que queremos que haya en el futuro". ¿Qué es la disciplina positiva?Es una filosofía de vida que ayuda a mejorar las relaciones personales. Es fundamental aplicarla en la crianza porque las bases de la disciplina positiva se asientan en la psicología de Alfred Adler (médico y psicoterapeuta) que se basa en que "los seres humanos son seres creativos por naturaleza". Esto nos permite entender que vivimos en sociedad y necesitamos de otros. La disciplina positiva nos ayuda a poner la mirada en la construcción de una sociedad asentada en valores como el respeto, la responsabilidad o la empatía, valores que últimamente se están dejando de lado. En base a este pensamiento, queremos darte algunos ejemplos de cómo puede aplicar en nuestros hijos y su educación: Condicionar a los niños se ve como una amenaza, porque induce a seguir las órdenes sin reflexión, con lo cual el niño aprende a obedecer sin pasar por el filtro de lo que es útil o respetuoso para él, para el otro o para la sociedad. Se trata de una obediencia que puede acabar en sumisión, pero también en rechazo o rebeldía. También invita al sentimiento de incapacidad, ya que es como decir: "No confío en que seas capaz de hacerlo, por eso te amenazo o te doy un premio para compensar o conseguir el fin que yo persigo". Otro aspecto que también nos menciona dentro de sus conocimientos es la mentira en los niños. La mentira nos asusta, nos preocupa pero se nos olvida entender el papel que juega en la infancia y que debemos mirarla con los ojos adecuados. La mentira de los menores de cinco años no tiene nada que ver con la mentira adulta, porque de pequeños interpretan la realidad desde su pensamiento mágico, mostrando con esa mentira cómo les gustaría que fueran las cosas o cómo las ven ellos. Entre los nueve, 10 años, aparece un deseo como parte de esa mentira y de la preadolescencia en adelante, las elaboran, modifican, inventan…, es decir, quieren evitar las consecuencias de decir la verdad y empiezan a acercarse más al uso que los adultos hacemos hace de ella. Padres firmes sin tener que gritar o castigar. La psicóloga nos dice que es posible y necesario por nuestra salud mental y la de nuestros hijos. Para eso hoy día necesitamos formarnos e informarnos y seguir evolucionando, de tal manera que podamos educar con firmeza, es decir, teniendo presentes los límites, las normas o las rutinas que necesitamos y acompañarla de amabilidad, conexión antes que corrección. Los gritos y el castigo no tienen un componente educativo. Con respecto a la sobreprotección, Jiménez nos dice que NO porque con ello estamos debilitando a nuestros hijos. Muchas veces oímos el término de generación de cristal y lo que viene a mi mente es precisamente esto: niños sobreprotegidos, a los que no se les ha permitido experimentar las consecuencias de sus actos, sufrir, frustrarse, tomar decisiones equivocadas… Buscar la felicidad de nuestros hijos es un error, lo adecuado es permitirles sentir todas las emociones y aprender de ellas. En relación a los comportamientos de los niños, esto va más allá porque cuando un niño se porta mal es que realmente se siente mal, la conducta es solo la pista de lo que puede estar pasando. El 20% de lo que ves es la conducta, mientras que el 80% que no ves, es la creencia. Entonces, la solución que busca el niño es lo que tú has visto a un problema que está oculto, a los niños les pasa como a nosotros: se portan mal cuando se sienten mal. Referente a la conexión con nuestros hijos es que a veces nos quedamos en el comportamiento y la realidad es que el niño es mucho más, y si nos enfocamos en cambiar su conducta no estamos conectando con ellos. La conexión requiere conocimiento sobre la etapa evolutiva de nuestro hijo, por ejemplo el saber sobre su funcionamiento cerebral. Según la disciplina positiva el aliento es para el ser humano como el agua para las plantas", dijo Rudolf Dreikurs, psiquiatra y educador. Debemos educar en fortalezas, con mentalidad de crecimiento y enfoque positivo. No se trata de decirle al niño que lo hace todo bien, sino permitir que vaya desarrollando su personalidad recibiendo apreciación, reconocimiento, guía, apoyo y conexión. Diana también resalta la importancia de lo positivo de los acuerdos con los niños para el desarrollo de una autoestima sana. Tenemos el presente, desde que son niños, para facilitar y trabajar todo lo que queramos que ocurra en el futuro. Ahora bien, los padres, muchas veces estamos más ocupados en controlar a los niños que a nosotros mismos. Si tu hijo cuando se enfada grita o te quiere pegar, no le digas que se vaya a su cuarto y vuelva cuando haya aprendido a comportarse, es mejor decirle que tú te vas a ir, porque te respetas y no te vas a quedar para que te insulte. De esta forma le muestras cómo te respetas y lo que puede hacer si en alguna ocasión le sucede a él. Muchas veces nos cuesta mucho evitar pretender que el niño sea de un modo que no es, ante eso es necesario aceptar al hijo que nos ha tocado, porque durante el día le decimos que podría ser más cariñoso o colaborador y se traduce en: "No me gusta cómo eres" y luego hasta hacemos comparaciones. Si quieres que tu hijo sea quien es, ayúdale a desarrollar todo su potencial y guíale en su camino, de tal forma que los padres seamos el refugio a donde pueda volver si lo necesita. Fuentes: |