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 Dormir es un placer, nos ayuda a relajamos y descansar. Se dice que en promedio el adulto debe dormir 8 horas como máximo, aunque hay quienes que con 6 horas es suficiente, en cambio cuando se es pequeño, específicamente un recién nacido, suele dormir entre 16 y 18 horas al día, con un sueño profundo de tres horas de duración. Los bebés pasan por dos fases de sueño muy bien definidos: - Sueño profundo: También conocido como "sueño lento", es una fase es la que es muy difícil despertar, no se sueña y de la que depende en gran medida que el descanso sea o no reparador. - Fase REM: En esta fase el cerebro está muy activo, tanto como si estuviera despierto. Como ya sabemos la siglas REM corresponden a "Rapid Eye Movement"; es en esta etapa cuando los chiquitos sueñan. Además del movimiento de los ojos, alguna mueca, una sonrisa y ya más grandes el balbuceo, son señales de que está soñando. Conforme los niños crecen, las horas dedicadas a dormir son menos y la duración de estas fases van cambiando; el sueño del bebé se vuelve más complejo, puede presentar somnolencia o una etapa de sueño ligero antes del profundo. Estos cambios se deben a las necesidades vitales del niño, pues despertarse cada tres horas le "ayuda a sobrevivir". Conforme pasa el tiempo, su necesidad de alimentarse va alargándose por lo que ya no necesita despertarse tan seguido. Cuando se trata de gemelos y mellizos los patrones de sueño son distintos. Los gemelos idénticos por ejemplo siguen los mismos desde que nacen, por lo que el tiempo que pasan soñando y los contenidos de ese sueño son también muy similares; es por ello que no suelen despertarse el uno al otro con sus llantos. Caso contrario se presenta con los hermanos mellizos cuya hora de dormir puede ser similar o completamente opuesta, despertándose continuamente uno al otro. Fuentes: |
