La trata de personas genera gran deterioro físico y psicológico. Puede causar la muerte ya sea por tal desgaste o por el asesinato al negarse a ser sometidos. Las víctimas de este crimen también sufren de enfermedades e infecciones de transmisión sexual, padecimientos causados por una alimentación deficiente y por las precarias condiciones de higiene y seguridad; abortos inducidos y consumo de drogas y alcohol. La mayoría de las personas envueltas en esta mafia, requieren tratamiento mental ante el trauma que les genera los altos niveles de presión, dominación y humillación . Y aún así, siguen pensando (a veces acertadamente) que son vigiladas por los tratantes o personas conectadas con ellos. Por otro lado propicia la desintegración de la familia, ya que las victimas terminan alejadas de su hogar y los pocos casos en los que les es posible regresar, prefieren evitarlo por temor a ser rechazadas y marcadas por la sociedad. En el caso de los niños que son víctimas, se interfiere en su desarrollo mental, se rompe toda una secuencia de crecimiento emocional causándoles en la edad adulta profundas depresiones que los llevan en su mayoría (un 70%) al intento de suicidio, además, les será imposible mantener relaciones afectivas exitosas. Y por si fuera poco, gran parte de ellos tienden a repetir estas conductas, convirtiéndose a su vez en tratantes, secuestradores o clientes. En cuanto a la ley, la trata de personas se considera como una violación a los derechos humanos, tanto de los perpetradores del delito como por las autoridades judiciales y de migración. Autor:Eréndira Luna. T.C. |
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Trata de personas, niños y adolescentes en peligro
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