- Edad de la madre: Tanto las adolescentes como las madres mayores de 35 años son factores de riesgo para que se produzca hipoxia (falta de oxigeno) en el
neonato.
La adolescencia es una etapa donde los órganos reproductivos están poco desarrollados, además de estar propensas a los traumas en el parto; por otra parte en
las mujeres con más de 35 años existe un deterioro de la función miometrial, lo cual trae consigo que se vea comprometida la implantación, transporte de sustancias
al feto que pone en riesgo su nutrición y oxigenación lo que influye en la hipoxia y la depresión del neonato. - Número de embarazos: El organismo materno después del primer hijo sufre un entrenamiento, los vasos uterinos se amplían y la placenta se nutre y transfunde
mejor, lo que conlleva a una mejor oxigenación y nutrición fetal ayudando a que no exista hipoxia. Esto no ocurre con la paciente que nunca ha parido.
En las mujeres que han tenido muchos hijos, el útero llega a un agotamiento tal que los vasos sanguíneos se reducen y ello afecta la nutrición placentaria y fetal, lo
que unido al deterioro miometrial conducen a la depresión del neonato. - Embarazos no controlados.
- Embarazos de alto riesgo porque la madre sufre de alguna enfermedad como hipertensión, diabetes, colestasia o infecciones.
- Embarazo prolongado: Es un factor importante a tener en cuenta en el nacimiento de niños deprimidos, debido al llamado síndrome de postmadurez que se
relaciona con el oligoamnios, la disfunción placentaria y el decremento de los nutrientes al feto, lo cual conduce a la hipoxia y por tanto, a la depresión neonatal.
- Cesárea y parto instrumentado (utilización de herramientas como los forceps): Debido a las diferentes maniobras que se deben ejecutar para la extracción del
feto, y que unidas a otros factores llevarían al bebé a la hipoxia.
- Prematuridad extrema o en niños muy grandes.
- Traumatismos.
- Trastornos neuromusculares.
- Malformaciones cardíacas o pulmonares.
- Distocia funicular: Anomalías del cordón umbilical.
|